Página principal

  Introducción

  Libro publicado

  Presentación libro

  Comprar libro

  Reseñas

  En televisión

  En radio

  Entrevista autor

  Tertulias y medios

  Artículos prensa

  Descargas

  Tienda on line

  Justificación

  Para escépticos

Productos milagro

  Relajación

  Notas breves

  Saber comprar

  El gin-gin

  Prejuicios varios

  Deanol

  Smart drugs

  Ginkgo biloba

  Sulbutiamina

  Cafeína

  Suplementación

  Vitamina B12
  Betabloqueantes
  Nutrición
  Eficacia
  Malas sustancias
  Malos alimentos
  Psicofármacos
  Poten. cognitivos
  Consejos dieta
  Camp. antidroga
  Estimulantes
  Cont. antidopaje
  Consultas (I)
  Consultas (II)
  Otros medios
  Referencias
  Enlaces
  Advertencia
  Contacto
  Aviso legal
  Sobre el autor

  Ajedrez

 

.

             

 

El comedor de hachís – Vida y obra de Fitz Hugh Ludlow (IV)

J. C. Ruiz Franco


Libro sobre el comedor de hachís

Todas las entregas sobre Ludlow:

 

Ludlow pasó muchos meses bajo la influencia continua del hachís, en un prolongado estado de exaltación. Las visiones generadas por una toma de la droga se combinaban con las de la anterior, que aún no habían desaparecido. Como él mismo escribió, no necesitaba desplazarse a sitios lejanos para viajar y contemplar los más hermosos paisajes. La sustancia era una gran ayuda para su hipertrofiado espíritu creativo. Los pensamientos, narraciones y descripciones se sucedían a tal velocidad que le resultaba difícil escribirlos. Por sólo unos centavos podía sacar un billete para hacer una excursión por todo el mundo: barcos, dromedarios, tiendas de campaña en el desierto… todo eso podía encontrar dentro de una botella de extracto de hachís.

 

¿Qué hachís tomaba Ludlow?

El hachís que solía tomar nuestro amigo era el preparado por el laboratorio de Tilden & Company, empresa radicada en New Lebanon, estado de New York, y en el número 98 de John Street, New York City. La fórmula que incluía en sus envases fue creada por James Edward Smith (1759 –1828), botánico inglés. El prospecto decía que tenía propiedades anestésicas, antiespasmódicas e hipnóticas. Seguía diciendo que, a diferencia del opio, no produce estreñimiento y no reduce el apetito; no produce náuseas, sequedad de boca o dolor de cabeza, y no bloquea las secreciones pulmonares. Estaba indicado para la histeria, la corea, la gota, la neuralgia, el reumatismo agudo y subagudo, el tétanos y la hidrofobia.

 

Un estudiante comedor de hachís

Por esas mismas fechas (primavera del año 1854) Ludlow comenzó sus estudios superiores. Ingresó en el College de New Jersey, actualmente Universidad de Princeton, pero el edificio principal quedó destruido por un incendio en marzo de 1855, y Fitz Hugh se trasladó al Union College, en Schenectady, estado de New York. En este centro asistió a cursos de diversas materias, entre ellas medicina y filosofía, y se graduó en julio de 1856. Sus compañeros de clase lo describieron como un individuo de conversación brillante, simpático, generoso y atractivo. También compuso varias canciones que los alumnos siguen recitando actualmente en ciertas celebraciones. Durante su estancia pudo conseguir hachís gracias a un químico de la localidad, y como ya hemos dicho fue en este tiempo cuando sus viajes cannábicos se hicieron más frecuentes. Tomó dosis bastante altas y llegó a pasar varios meses seguidos ingiriendo hachís todos los días; no obstante, el consumo continuo no parece haberle impedido llevar una vida normal. También inició a sus compañeros estudiantes, a unos con más fortuna que a otros, ya que varios sufrieron un mal viaje.

 

La literatura cannábica en Estados Unidos en el siglo XIX

Antes de la época que estamos tratando (mediados del siglo XIX), el hachís era conocido en Europa y Norteamérica, pero, en general, como señala Escohotado en Historia general de las drogas, era raro el uso extrafarmacéutico y solía emplearse para alguna indicación terapéutica concreta. Tampoco era un tema del cual escribir, y es justo ahora cuando surgen los primeros escritos cannábicos de la pluma de autores como Moreau, Gautier y Baudelaire. Antes de Ludlow, el único americano que había escrito sobre hachís fue Bayard Taylor (1825  - 1878), poeta, traductor, crítico literario y autor de libros de viajes, que en 1854 publicó el libro The Lands of the Saracen, cuyo décimo capítulo se titulaba “The vision of hasheesh”. Nuestro amigo no conocía esta obra cuando se inició en el consumo, y descubrió a Taylor cuando éste publicó en 1856 el artículo “The hasheesh eater”, que influyó considerablemente en un Ludlow que llevaba abusando demasiado tiempo de la sustancia, como ya explicaremos.

 

Según cuentan sus biógrafos, las experiencias de Taylor con el hachís fueron poco frecuentes, y nunca llegó a consumirlo de forma habitual; no obstante, sus escritos muestran una gran calidad tanto en el aspecto literario como en el descriptivo. En “The vision of hasheesh” narra sus experiencias con el hachís en Oriente: “Durante mi estancia en Damasco, esa insaciable curiosidad que me lleva a preferir la adquisición de todos los conocimientos auténticos mediante mi experiencia personal, y no de formas menos satisfactorias y laboriosas, me indujo a probar el célebre hachís, esa notable droga que permite a los sirios tener sueños más hermosos y seductores que los que los chinos consiguen con su querida pipa de opio. El uso del hachís —una preparación procedente de la planta Cannabis indica— se conoce en Oriente desde hace muchos siglos. Durante las cruzadas era muy utilizado por los guerreros sarracenos para estimularse para la tarea de matar; y del término árabe ‘hashashin’, o ‘comedor de hachís’, derivó la palabra ‘asesino’ (…) Una experiencia previa con los efectos del hachís —que tomé una vez, en una presentación muy suave, mientras estuve en Egipto— fue tan singular que mi curiosidad, en lugar de quedar satisfecha, me indujo a rendirme a su influencia. Las sensaciones que me produjo eran de una gran ligereza y vivacidad, y mentalmente se traducían en una aguda percepción de los aspectos de los objetos que suelen parecernos más insignificantes”.

 

(Continuará)

 

 

Bibliografía de la 3ª y 4ª entregas:

Dulchinos, Donald P., Pioneer of Inner Space. The Life of Fitz Hugh Ludlow, Hasheesh Eater. Autonomedia. New York, 1998.

Escohotado, Antonio, Historia general de las drogas. Espasa Calpe, 1998.

Gross, Dave, “A Brief Biography of Fitz Hugh Ludlow”.
En: http://www.lycaeum.org/~sputnik/Ludlow/THE/Biography/biography.html.

Johnston, James F., The Chemistry of Common Life. New York: D. Appleton and Company, 1855.

Ludlow, Fitz Hugh, The hasheesh eater: Being passages from the life of a pithagorean. Harper & Brothers, New York, 1857. Edición en español de Tf. Editores, Madrid, 2003.

Taylor, Bayard, The Lands of the Saracen. New York, G. P. Putnam & Co., 1854.

Hay otra versión algo distinta del capítulo X de este libro: "The Vision of Hasheesh," Putnam's Monthly Magazine (April 1854): 402-408.

Taylor, Bayard, “The hasheesh eater”. Putnam’s Monthly Magazine (September 1856): 233–39. Este artículo fue publicado de forma anónima, si bien se atribuye a Taylor.

 

 

Novedades editoriales

 

 

 

©Juan Carlos Ruiz Franco 2012
Contacto

 
.